jueves, 25 de octubre de 2012

Una bufanda corta para mis hijas

Lo primero que quiero enseñar de lo que tengo hecho es un cuello/bufanda acabo de hacer a mis hijas. Ayer cumplieron 5 añitos (son mellizas) Lo he hecho así, cortito, de cuello, porque como tiene muchos agujeros me da miedo que se enganchen con cualquier cosa y se hagan daño. Este es uno, el otro está hecho a falta de terminar las flores. Para el otro quería hacer un pez, pero como no quiero peleas he decidido hacerlo igual.

Se cierra al cuello con un botón que está detrás de la flor grande y se abotona por cualquiera de los agujeros.

Está hecho con punto peruano, pero cerrando los aros con puntos altos en lugar de bajos. El hilo es de algodón (mis hijas no quieren lanas que piquen), para grosor de ganchillo 4, aunque yo he usado uno más pequeño. Es una madeja que combina varios colores en la misma madeja, no he cambiado el hilo. He utilizado una madeja entera de 50 grs. para cada bufanda, las flores aparte.


La guerrilla del ganchillo o Urban Knitting

También llamado Yarnbombing y gráfiti ecológico. ¿Sabéis a qué me refiero?

Decía que hacer ganchillo no es sólo hacer tapetes. Aquí un ejemplo actual. El Urban Knitting es un movimiento que nació en Houston en 2005, cuando la dueña de una mercería decoró los tiradores de la tienda con ganchillo. Sorprendió y gustó tanto que muchas tiendas de la zona la imitaron. Se hizo un grupo de tejedores que fue creciendo y creciendo, mostrando sus labores en la ciudad. Si expones una pieza sobre una estatua es como si la forraras. ¿Por qué no forrarla de verdad? Es como hacer un grafiti, pero sin dañar el mobiliario urbano.

A través de las redes sociales los Yarn Bombers se han ido extendiendo por todo el mundo. En España hay grupos en varias ciudades. Los integrantes hacen kedadas donde se organizan para tejer trozos a ganchillo que luego unirán con los de los demás hasta conseguir forrar cualquier pieza del mobiliario urbano: una estatua, árboles, un banco, una fachada...

¿No os parece una iniciativa simpática? pues porque no me gusta perder lo que hago, pero no descarto algún día participar en una de estas kedadas y aportar mi trocito.

Ahí van unos cuantos ejemplos que se ven por internet:

árboles





vehículos (tiembla, Joan, guarda tu moto antes de que te la tunee, jejeje)


Una fachada de la C/ Libertad de Zaragoza, una gasolinera y una estatua/isla


martes, 23 de octubre de 2012

La vida a ganchillo

Pues ya lo tengo, este es mi blog. Para mí y para quien le interese.

Lo dedico al ganchillo, esa afición mía desde que tenía cinco años, cuando una vecina me enseñó y que no he dejado del todo nunca. He pasado temporadas largas sin hacer nada de ganchillo y tal vez por eso cuando lo retomo lo hago con más ganas todavía. Lo curioso es que siempre suelo empezar a hacer cosas de ganchillo durante o después de una etapa de estrés. Da lo mismo que esté en casa, de vacaciones o de viajes de trabajo. Cuando me da, me lo llevo conmigo como si fuera mi medicación. Por eso digo que para mí el ganchillo es una terapia relajante.

Y es un arte, sí. Cuando digo a alguien que hago collares de ganchillo hacen como que no me oyen, jajaja. Menos mi amiga del alma Marta, que me quiere tanto que se pondría cualquier cosa que yo le hiciera. Yo creo que piensan que les voy a endosar un tapete de puntillas de color crudo para colocarse como buenamente puedan. Pero luego cuando los enseño ya lo ven con otros ojos. Para gustos, colores. Pero es que la palabra "ganchillo" suena así como hacer esas puntillas que hacía mi abuela para poner en el sofá de polipiel y que no se manchara, o esos tapetes que servían para que la lamparita no rayara la mesa. Y no digo que no me gusten esas cosas, que también las he hecho y las hago. Digo que el ganchillo es una técnica y, como tal, permite hacer uso de ella para hacer creaciones de todo tipo y para todos los gustos.

Me gustaría ir haciendo entradas para enseñar y compartir lo que yo hago y para mostrar las maravillas que hacen los demás. Que de todo he visto, desde delicadas florecillas con los hilos más finos hasta forrar un árbol, un tanque militar o edificio entero con ganchillo de colores, pasando por modernos y extravagantes cuadros, vestidos inimaginables..., lo más inverosímil.

Ahora me he vuelto a reenganchar al ganchillo (¿o debería llamarle crochet? que ahora lo llaman así, debe ser más fino) Y he vuelto haciendo unos collares diseñados por una brasileña que es una gran artista del ganchillo. Gracias, Katia Missau, por volver a recordarme las maravillas del ganchillo.